dimecres, 25 d’abril del 2007

Olvidados en Sant Jordi


Para poder analizar un día de Sant Jordi, para retratarlo, hay que tener en cuenta a todos los actores que engloba esta fiesta. Porque los tiempos cambian, porque existen múltiples personalidades e infinitas situaciones.
¿Quién no piensa en la pareja enamorada, ella con una hermosa rosa y él con un libro para retratar Sant Jordi?. ¿Pero y todo el resto? No siempre se esta enamorado exactamente el 23 de abril, a veces no se tiene a la pareja cerca, o hay que trabajar. Quizá no se cree en las tradiciones o simplemente no se conocen. Por todas estas múltiples situaciones no hay que ceñirse a explicar una leyenda antigua, o al análisis de la rosa, su evolución y precio. Los millones de rosas vendidas o el libro más vendido no es la esencia de esta fiesta como parecen creer los medios.
¿Qué hay del punto de vista del turista que sin saberlo se ve rodeado de multitudes ansiosas por satisfacer a su pareja? ¿De la estatua de las Ramblas? ¿Qué hay del despechado? O del que simplemente aun no ha encontrado el amor. ¿Cómo viven ellos un día como el de Sant Jordi? Gente diferente, aislada de la festividad, contraria: alzar la voz y explicar vuestra experiencia en días en que todo el mundo simula ser feliz. No os escondáis, pues todos formamos parte del conjunto y lo aparente no es necesariamente lo cierto.
El recuento floral, además, y dado que vivimos en el siglo de la tecnología punta, debería tener en cuenta todas aquellas rosas que se han enviado vía e-mail, móvil o palm. Y que además ofrece más ventajas que una rosa tradicional: es perdurable, puede acompañarse con música o movimiento y sale más económica. La verdad, no tiene nada que envidiar a una rosa verdadera pues como estas han sido despojadas de su olor no tienen nada de envidiable. Por otra parte, qué decir del libro. El papel no está de moda. Descárgate una novela de internet y verás como te satisface igual. Aunque si prefieres puedes imprimirla y dejar a las pantallas solo para el chateo y el cotilleo de bloggs y videos.
Hay que recordar que la rosa y el libro son solo símbolos, no son indispensables y si sustituibles. El amor no se demuestra con un regalo sino con un conjunto de acciones y gestos que no necesariamente deben ser tangibles.
Este texto no pretende ser una apología en contra de Sant Jordi, una de las festividades más queridas por los catalanes, pero sí pretende abrir un abanico en que todos podamos ser representados. Las festividades son para disfrutarlas y no para sentirnos desgraciados sino cumplimos con los requisitos esperados. Al 23 de abril le quedan muchos años de vida porque sus connotaciones son muy positivas y económicamente es un gran negocio. Pero pongámonos en la piel de otros, seamos más humildes. ¿Éste año no te han regalado una rosa?. Tranquila llegará quien te la regale y lo haga desde el corazón.