dissabte, 24 d’abril del 2010

La soltería de Sant Jordi

Sant Jordi es el día nacional de Cataluña. Sant Jordi es el día de la rosa y el libro. En fin, Sant Jordi es el día del amor. Miles de transeúntes inundaron ayer las calles de Barcelona y de distintas localidades catalanas paseando entre estantes de libros y paradas de rosas. El amor, en un día tan especial para los catalanes, se palpaba en el ambiente. Besos, arrumacos, caricias y sonrisas cómplices.
Pese a esto, hay muchísimas personas que en días tan señalados como estos no tienen a nadie con quien compartir su amor. Hablo de los singles, o más popularmente conocidos como los solteros. Hablo de otro Sant Jordi, ese que no se basa en el amor, si no en la compañía.
Singles Barcelona es una organización sin ánimo de lucro cuyo objectivo es simplemente que la gente que se siente sola se una para pasar un rato agradable. A través de su página web, los responsables organizan una serie de actividades y los internautas se apuntan a lo que más les apetece. Ya hay más de 34.000 usuarios sólo en Barcelona y más de 100.000 en el resto de España.
Y Sant Jordi, aunque sea el día más típico para sentir melancolía, no podía ser un día cualquiera. En un restaurante de Plaza Tetuán en Barcelona se organizó una cena para todos esos singles que no querían pasar la noche en casa. Empezaron a llegar los primeros solteros, separados, viudos…mientras Susana, divorciada, explicaba a una single “novata” que “hoy era Sant Jordi y no me daba la gana de estar sola en casa”. Cuando llegaron los 57 comensales, María, la organizadora de la cena les indicó a qué mesa iría cada persona. “La organización de las mesas la hacemos en función de la edad, la alternación de sexos y de separar a amigos que se conocen de fuera. De esta manera consigues que se relacionen con otras personas i encuentren afinidades con ellas”. Los diez primeros minutos de la cena fueron muy tranquilos, demasiado. La gente hablaba en voz baja, en corrillos de dos o tres personas y sólo en una mesa había una conversación de más de cinco personas. “Siempre pasa los mismo. ¡Los primeros 10 minutos son muy silenciosos, pero después esto se anima que no veas!” recordaba Pepita, viuda, a su compañera de al lado. Era el momento de romper el hielo. ¡Y qué mejor remedio para fundirlo que un poco de vino!
Al cabo de un cuarto de hora, con los entrantes ya en la mesa, se hizo el primer brindis general de los singles. La cosa empezaba a funcionar. “Nosotros no somos la típica página web de busconovio.com. Aquí se viene buscando compañía, a no estar solo” comentaba en voz baja Montse. “El típico perfil es de una persona que ronda los 40 y que anteriormente tenía una vida en pareja construida, con un círculo de amistades común. Por las circunstancias que sean ha roto con todo su círculo y se ha quedado solo. Primero de todo, a esta persona le cuesta aceptar que está sola y que su agenda es un solar inhabitado. Una vez lo acepta, llega el segundo problema, la vergüenza que da venir a un evento de estos”.
Con los primeros acabados, algunos se enciendieron un cigarro mientras las conversacions cada vez iban subiendo más de tono, en ambos sentidos. “Ha habido rosas, brindis, se habla del amor y de la amistad. Realmente, hoy es un día especial, se nos nota a todos. ¿Es importante la rosa? Sí, porqué no. Y más en el día de Sant Jordi” confesaba Assumpta. La encargada de la cena explicó que muchas de las mujeres que estaban en el restaurante aun no habían recibido ninguna rosa y que una cena de Singles Barcelona para ellos significaba mucho más que una cena cualquiera. Eso se podía ver en Elisenda, una mujer separada y con tres hijos. “Para mi el día ha sido bastante negativo y creo que acabará siendo un día realmente positivo. Es la primera vez que vengo, me he esforzado mucho para decidir venir”.
La cena se desarrolló como si de un grupo de amigos se tratara. Ya con más botellas de vino vacías que llenas, se creó un ambiente lleno de carcajadas, abrazos, fotos, brindis y algún que otro acercamiento. Y, como no, una rosa y un libro para cada single. La noche no se acababa aquí. Después del convite se iban a una conocida discoteca a mover el esqueleto. Seguro que la noche dio mucho que hablar, seguro.
Antes de dejar el restaurante, Jordi hizo una conclusión de la noche. “Creo que hemos hecho un grupo maravilloso, muy majo y pienso que nos podríamos volver a ver. Pero esto es el mundo de los singles i puede ser que nos demos los correos electrónicos y luego no volvamos a coincidir más. Espero que eso no pase porque la ilusión es que nos volvamos a ver en otra ocasión”. Así sea, pues sería una lástima que el buen ambiente que hoy se respiraba quedase en el olvido de los e-mails. Si no, siempre se le puede pedir ayuda al caballero Sant Jordi.